¿Estás buscando un libro de relatos cortos con elementos paranormales, de terror, suspenso y crítica social? Has llegado al libro adecuado. Te reto a no encontrar un relato que te desgarre un poco el corazón entre estos once que recoge el libro Las cosas que perdimos en el fuego, de la reconocida escritora argentina Mariana Enriquez.
Nuestra parte de la noche es una novela que me han recomendado muchísimo últimamente en Bookstagram. Luego de leer un sinfín de reseñas positivas, decidí adquirir el libro. Y, de paso —porque parte de ser lectora es caer en compras compulsivas— me hice también de Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enriquez, una maravillosa antología de cuentos. Pensé que sería más fácil familiarizarme con su estilo mediante sus relatos, y no me equivoqué. De hecho, quiero leer Los peligros de leer en la cama —relatos también— antes de comenzar con la novela.
Y es que Mariana Enriquez tiene una forma de escribir que necesito absorber poco a poco, tanto por la crudeza de sus tramas como por sus interpretaciones múltiples, que requieren un lector muy activo. Así que aquí va mi reseña de Las cosas que perdimos en el fuego, una antología de once relatos que me dejó fascinada con la originalidad de la autora.
Índice de contenidos
Lista de relatos
- El chico sucio
- La hostería
- Los años intoxicados
- La casa de Adela
- Pablito clavó un clavito: una evocación de petiso orejudo
- Tela de araña
- Fin de curso
- Nada de carne sobre nosotras
- El patio del vecino
- Bajo el agua negra
- Verde rojo anaranjado
- Las cosas que perdimos en el fuego
Datos de la autora
—Mariana Enriquez nació en 1973 en Buenos Aires y es parte del grupo de escritores conocido como la «nueva narrativa argentina».
—Se graduó de periodismo y comunicación social en la Universidad Nacional de La Plata.
—Sus obras se enmarcan dentro del género del terror.
—Ha recibido disímiles premios como el Celsius, el Herralde de novela, el Ciutat de Barcelona y el Premio de la Crítica Narrativa, entre otros.
Escenario de Las cosas que perdimos en el fuego
Si algo tienen en común estos once relatos es que todos suceden en Argentina —tierra natal de la autora— casi siempre en, o cerca de la ciudad de Buenos Aires. Mariana Enriques nos toma de la mano y nos lleva a sus barrios marginales. Nos sumerge en una pobreza tanto material como de alma, que nos mantiene los pelos de punta en cada relato.
Y es que en estas historias de desaparecidos y aparecidos, la autora se las arregla para que le tengas más miedo a los vivos que a los espectros.
Te llevará a lo más profundo de la corrupción, a la violencia de las pandillas callejeras, a los rincones donde los cuerpos macilentos se consumen en las drogas, a las instituciones de niños abandonados. A una Argentina que el ojo turista no ve, porque está enterrada en ríos contaminados y capas de mugre.
Personajes
Yo diría que es una colección de protagonistas antihéroes. En algunos casos, con intenciones o motivos retorcidos y, en otros, con pasados oscuros o una culpabilidad que corroe sus almas.
Estos personajes perturbadores son todos muy diferente entre sí. Veremos desde una niña que se arranca las pestañas, hasta un grupo de mujeres que decide prenderse fuego para que los hombres dejen de quemarlas. Mediante ellos, la autora explora múltiples problemas sociales, así como de salud mental, y los mezcla con factores paranormales y mitos urbanos. Todo esto hace de cada historia una experiencia única.
Gran parte de los relatos se cuentan en primera persona, por lo que le es muy fácil al lector adentrarse en la psiquis de los personajes. Y en esto Mariana Enriquez se lleva un diez.
Narración en Las cosas que perdimos en el fuego
Como dije arriba, Mariana Enriquez tiene una forma de narrar que requiere un lector muy activo, pues en muchos de los relatos los finales son abiertos. De hecho, en algunos no me lo podía creer cuando llegaba a la página en blanco, porque era justo cuando anticipaba el clímax de la historia. Pero fueron justamente esos los que me dejaron pensando, explorando tantas posibilidades terribles que la autora deja en el aire. Pero eso sí, clavándote la certeza de que alguna de ellas es inevitable.
Su prosa es directa y descarnada, pero con una cuota justa de dramatismo. Y sin centrarse demasiado en recursos literarios, Mariana Enriquez es capaz de removerte las emociones y sacudirte mil veces en cada relato.
Mis relatos preferidos
—El chico sucio
Este es el primer relato de la antología y el final que más descompuesta me dejó. La protagonista es una chica de buena posición económica, que se va a vivir a una casa grande, con buenas condiciones, pero que está ubicada en un barrio pobre y marginal. Allí conoce a un niño pequeño, que mendiga y duerme en la calle, junto con su madre, adicta a las drogas. Aquí Enriquez contrasta las diferencias sociales en diferente niveles. Así explora las consecuencias atroces de las malas decisiones o, por llamarlo de algún modo: la mala suerte.
—Verde rojo anaranjado (Posible spoiler)
Aquí la trama me pareció súper original. Y es que aborda un problema social bastante moderno del que, quizás, aún no se ha escrito lo suficiente —al menos en la ficción—. Se trata de la adicción al internet y de su repercusión negativa en nuestras relaciones sociales. Uno de los personajes, siendo un adulto, se encierra en su cuarto y se nutre solo de dos cosas: de la mucha o poca comida que le de su madre y del wifi.
Mariana menciona y explica por arriba el término Hikikomori. Luego de una búsqueda rápida en internet, encontré que Hikikomori es un síndrome que surgió en Japón —hace poco más de dos décadas—. Las personas que lo sufren son adolescentes y jóvenes que se aíslan en sus cuartos por días, meses y, al final, años, para vivir en una especie de mundo virtual.
—Las cosas que perdimos en el fuego
Aunque el libro, en general, tiende al feminismo, es en este último relato, donde Mariana Enriquez aborda, con más profundidad, la violencia de género. Se trata de un grupo de mujeres que decide quemarse el cuerpo en hogueras periódicamente, con el objetivo de implementar un nuevo patrón de belleza femenina. Y es que estas mujeres, desquiciadas por la incertidumbre de no saber cuál de ellas será la próxima víctima, deciden quemarse ellas mismas, para evitar que los hombres las quemen. Este relato, cuyo título le da nombre a la antología, es escalofriante y hermoso.
Posible adaptación cinematográfica de Las cosas que perdimos en el fuego
En 2021 se anunció que el relato que da título al libro «La cosas que perdimos en el fuego» será llevado al cine bajo la dirección de Prano Bailey-Bond.
Mi opinión sobre Las cosas que perdimos en el fuego
Mariana Enrique no necesita adornar sus frases ni mucho menos a sus personajes para dejarte los sentimientos a flor de piel. Te lleva al fondo de las peores problemáticas sociales y te hace un poco cómplice de personajes con pensamientos o comportamientos atroces.
Todo esto lo logra con tramas originales y una prosa descarnada que te hace olvidarla totalmente a ella: la escritora. Admiro su capacidad para condensar, en pocas páginas, tanta profundidad.
Por eso, a pesar de ser un libro corto, Las cosas que perdimos en el fuego no es para leerse en un día. Tampoco es una lectura para flojos. Yo misma tuve que detenerme más de una vez, darme un pellizco, recordarme que era ficción. Y entonces llegas a ese final y no puedes dejar de preguntarte: ¿Y si fuera yo? ¿Y si de verdad me tocara a mí perderme en el fuego?
Mi puntuación: 5/5
Ficha técnica
Título: Las cosas que perdimos en el fuego
Autora: Mariana Enriquez
Fecha de publicación: 2016
Páginas: 196
Editorial: Anagrama
Género: Terror, Terror Psicológico
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